Tres de cada cuatro estudiantes dicen que las evaluaciones en clase —desde exámenes a pruebas de control y pruebas de desempeño— son beneficiosas para su aprendizaje.
Fuente: encuesta nacional de Gallup para NWEA
Cuando las personas escuchan “examen”, suelen pensar en pruebas estandarizadas que se realizan a final del año escolar o en forma de pruebas de admisión para universidades, como el SAT o el ACT. Pero estos ejemplos son solo dos de las maneras de medir el aprendizaje y usar los resultados para tomar decisiones.
En aquellas escuelas secundarias donde se da seria consideración a las evaluaciones, los educadores y los mismos estudiantes aplican estrategias e instrumentos muy diversos para evaluar el progreso estudiantil. Reconocen que muchas formas de evaluación de alta calidad —desde calificaciones de fin de curso a proyectos en clase— pueden ser muy útiles si se usan de manera correcta y con unos objetivos adecuados. Los maestros emplean distintas estrategias para intensificar, así como documentar, el aprendizaje; involucran a los estudiantes, animándolos a participar en las evaluaciones con el fin de desarrollar su responsabilidad y unas habilidades de aprendizaje de por vida.
Los mismos estudiantes ven el valor que tiene la evaluación. En una encuesta nacional de Gallup, tres de cada cuatro estudiantes de secundaria afirmaban que los exámenes, las pruebas de control y otros tipos de evaluación en las clases favorecían el aprendizaje. Como queda claro tras décadas de investigaciones, recurrir a pruebas, exámenes y otras evaluaciones directas, frecuentes y de bajo impacto, puede reforzar el aprendizaje objetivo y conceptual, un fenómeno que los científicos denominan “el efecto test”.
Una cultura escolar positiva puede transformar las evaluaciones de un “mal necesario” a un poderoso componente de la enseñanza y el aprendizaje. Imagina una escuela secundaria donde las evaluaciones sean así:
Sheri Nelson, subdirectora de la escuela secundaria Elizabethton High School de Tennessee, disfruta de su papel como coordinadora de exámenes y de la oportunidad que esto le brinda para fomentar una cultura positiva en su centro escolar. El trabajo, dice, va mucho más allá de asegurarse de que se imparten los exámenes estandarizados sin incidencias; más bien, se trata de posicionar las evaluaciones como “una herramienta de aprendizaje que predice y prepara a los estudiantes para la universidad y sus carreras profesionales.”
En un post para invitados de XQ, la subdirectora de la escuela Elizabethtown High Sheri Nelson explica por qué es importante que las escuelas desarrollen una cultura de examinación positiva y benéfica.
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Pide a 10-20 estudiantes que nombren una evaluación, dentro o fuera de la escuela, que fuera especialmente significativa o útil para ellos. Puede que fuera el consejo de un entrenador, los comentarios recibidos de un maestro o compañero en un proyecto artístico o los resultados de un examen de matemáticas—algo que les ayudara a comprender sus propias fortalezas y las áreas de mejora. Pídeles que hablen de lo que aprendieron y de cómo aplicaron este conocimiento.
Habla sobre tus hallazgos y reflexiona con tu equipo acerca de lo que dijeron los estudiantes.