Los lugares de trabajo ─y cómo funcionan las personas en ellos─ llevan un tiempo experimentando profundos cambios y la pandemia no ha hecho más que acelerar estas tendencias. Las oficinas abiertas, las salas de reunión virtuales y los espacios de co-working son solo algunas de las innovaciones de los últimos 20 años; no hay duda de que veremos mucho más en los años venideros.

Hay mucho que no sabemos, pero sí sabemos esto: el lugar de trabajo del futuro será más móvil, más virtual y hará uso de una amplísima selección de espacios. Las escuelas pueden preparar a los estudiantes a navegar estos entornos pensando de manera más creativa sobre el uso de su propio espacio, tanto permitiendo a los alumnos pasar tiempo de clase fuera del centro escolar, como reequipando instalaciones existentes para propiciar un tipo de aprendizaje distinto.

¿Cómo podemos diseñar las instalaciones escolares para que los estudiantes no estén encerrados en un paradigma anticuado? Muchos educadores están echándole horas y horas a pensar en cómo usar los espacios existentes de modo más flexible y seguro—así que, ¿cómo los podemos hacer más alentadores, colaborativos y centrados en el estudiante? ¿Pueden los espacios exteriores, los campus corporativos, las universidades, los museos y los centros comunitarios ser parte de la experiencia de aprendizaje? 

Algunos de los usos más innovadores de espacios conectan profundamente con la misión o tema de la escuela. Los estudiantes de secundaria de New Harmony High en Nueva Orleans pasan al menos un día por semana fuera del centro haciendo investigación medioambiental o proyectos comunitarios “leave to learn” (salir para aprender) que conectan con el enfoque de la escuela en temas medioambientales como la sostenibilidad y la restauración costera. Inicialmente, el equipo de diseño pensó en situar la escuela en una barcaza. Se agarraron a esta idea, incluso cuando se probó que la barcaza era inviable. En la escuela Tiger Ventures de Endicott, Nueva York, el tema es la iniciativa empresarial—así que resulta perfectamente lógico que los estudiantes pasen parte de la semana trabajando con startups y otras empresas emergentes situadas en la incubadora del campus. 

La situación de Crosstown High dentro del Crosstown Concourse —un edificio híbrido que alberga 40 empresas, organizaciones sin ánimo de lucro, centros de salud, grupos cívicos y mucho más— le da a los estudiantes acceso a socios comunitarios bajo el mismo techo. Asimismo, la escuela Grand Rapids Public Museum School también comparte espacio con el Museo público de Grand Rapids y sus archivos, una colección de 250.000 artefactos culturales e históricos y un excepcional recurso de aprendizaje para los estudiantes.