Hasta hace poco, los científicos creían que la mayoría del desarrollo mental ocurría durante la niñez. No obstante, las investigaciones de la última década han modificado nuestros conocimientos del desarrollo del cerebro con el tiempo. Ahora, sabemos que la estructura y función del cerebro siguen desarrollándose considerablemente durante la adolescencia.

Para los educadores, la lección es sencilla y alentadora: no nos podemos rendir con los estudiantes de secundaria, porque su desarrollo no ha acabado aún. Cuando los jóvenes piensan con intención, hacen conexiones y desarrollan habilidades de pensamiento crítico, no solo suman valor a lo que ya saben—están construyendo la capacidad fundamental de sus cerebros.

Los investigadores de la Universidad de Oregon usaron IRMf (Imagen por Resonancia Magnética funcional) para identificar qué partes del cerebro se desarrollan a una edad más tardía. Averiguaron que en los adolescentes la corteza prefrontal —la parte del cerebro responsable de elementos como la toma de decisiones, el control de los impulsos y la priorización— sigue creciendo con el paso del tiempo y funciona de una manera distinta a los cerebros de los niños o de los adultos. Esto nos ayuda a comprender por qué los adolescentes a veces actúan de manera peligrosa o impredecible. También prueba que la escuela secundaria es una edad importantísima para involucrar a los estudiantes en nuevos y creativos modelos de aprendizaje y acción.

La ciencia también confirma que para los adolescentes el aprendizaje es social y las relaciones de confianza y afecto son clave. Los entornos de aprendizaje positivos deberían proporcionar a los jóvenes oportunidades para desarrollar sus identidades y aceptar el riesgo de desafiarse a sí mismos, al tiempo que ven cómo quieren ser de adultos.

“La adolescencia… es una época en la que los jóvenes buscan un significado y un sentido mayor, no como ideas racionales abstractas, sino para conectar con las pasiones que les mueven y alcanzar metas inspiradoras que les puedan influir durante todas sus vidas.”

– World Economic Forum, 2018