¿Cómo identificas una cultura de mejora continua en una escuela? La verás en muchos sitios: controles diarios o semanales entre maestros, oportunidades periódicas de analizar información juntos, horario normal de la oficina del director, formación profesional que nunca es “una y no más”, conversaciones continuas sobre contratación, el presupuesto, los objetivos de la escuela y mucho más. 

También la verás en presencia de los estudiantes y familias implicados, en el lugar donde se discuten distintas cuestiones y se toman decisiones. En la escuela Thomas A. Edison Career and Technical High School de la ciudad de Nueva York, por ejemplo, los estudiantes participan en los equipos de planificación de maestros—de acuerdo con estos últimos, fue de gran ayuda para mejorar la educación virtual cuando se cerró el centro escolar por la pandemia de COVID. 

En aquellas escuelas con una mentalidad de mejora, los educadores no dejan de introducir pequeñas mejoras en el diseño de su escuela con el fin de garantizar la equidad, ampliar las oportunidades y mejorar los resultados de todos los estudiantes. Los especialistas en ciencia de mejora de la Carnegie Foundation for the Advancement of Teaching (Fundación Carnegie para el avance de la enseñanza) recomienda estos tres pasos:

1. Busca patrones e identifica problemas. Por ejemplo, una escuela secundaria que implementa un aprendizaje personalizado y basado en las competencias puede percatarse de que un grupo particular de estudiantes se retrasa continuamente en su cumplimiento de los objetivos de aprendizaje.
2. Diagnostica la causa principal del problema. Es necesario confiar y plantear un diálogo franco para evitar dos trampas comunes que pretenden hacer pasar por mejora lo que no es. La primera es la “solucionitis,” correr para implantar una solución sin comprender completamente el verdadero problema al que te enfrentas. El segundo es obsesionarse con los estudiantes o con sus familias como raíz de un problema, lo cual coarta la capacidad para actuar de una escuela.
3. Prueba, testea y ajusta de nuevo. Las soluciones solo son buenas si funcionan bien. Las escuelas efectivas monitorizan el éxito de una estrategia o innovación nuevas y luego deciden si quieren ampliar, ajustar o descartarlas del todo en base a los resultados que produce.

¿La última palabra? Una cultura de mejora no ocurre así como así. Muchas personas se encargan de insuflarla en el diseño de una escuela, empezando por su director.  ¿Invertirás en tecnología y sistemas informáticos que te entreguen información útil para tomar decisiones? ¿Habilitarás tiempo para el aprendizaje y la reflexión en el calendario definitivo? ¿Contratarás intencionadamente a empleados que quieran aprender en todo aquello que emprendan? ¿Alinearás tu trabajo con los elementos clave de tu modelo y con tus objetivos para estudiantes y graduados? Estas decisiones de diseño se deben tomar ahora, cuando de verdad pueden marcar la diferencia y facilitar una escuela sólida, adaptable y preparada para el futuro.