Casi todos los estados son flexibles ahora en la concesión de créditos escolares basada en el rendimiento en vez de en la asistencia a clase.
Fuente: ExcelInEd.
Ciento ochenta días, 6,5 horas por día, clases de 50 minutos, de 8:30 a 15:00. Este diseño de horario ha sido la norma en las escuelas secundarias durante casi 100 años. Pero el verdadero dominio de las habilidades necesarias para el siglo XXI requiere una concepción del tiempo más flexible. ¿Qué duración deben tener las clases y con qué frecuencia se deberían celebrar para hacer el mejor uso posible del tiempo?
En la mayoría de las escuelas secundarias, el tiempo de clase es una constante, pero el aprendizaje—cuánto y con qué calidad aprenden los estudiantes— es variable. Nicholas Donohue, Presidente y CEO de Nellie Mae Education Foundation, nos anima a considerar un nuevo paradigma en el que los estudiantes cuentan con el tiempo necesario para triunfar y para dominar los contenidos verdaderamente rigurosos. ¿Cómo podría el horario de cada estudiante permitirle eliminar las lagunas y acelerar el aprendizaje, consolidar la equidad y reforzar el compromiso del estudiante con su propio aprendizaje? ¿Cómo podríamos hacer tiempo para asesorías y otras oportunidades para desarrollar relaciones sólidas—ya se ha probado que fomentan el aprendizaje—entre estudiantes y entre estudiantes y adultos?
Algunas escuelas se están replanteando el calendario entero mientras buscan maneras de sacar el mejor partido al tiempo durante la jornada, semana y año escolares—esto incluye las horas de actividades extraescolares, de fin de semana y de verano. Así, podrán proporcionar el mejor y mayor tiempo de aprendizaje para aquellos estudiantes que lo necesiten, permitiéndoles que avancen más deprisa y realicen proyectos altamente complejos, y además facilitar a los maestros tiempo para aprender y planear juntos. En Summit Shasta, por ejemplo, una escuela XQ en Daly City, California, que forma parte de la red de escuelas públicas Summit Public Schools, todos los estudiantes se apuntan a “expediciones,” que son materias optativas de inmersión de dos semanas de duración y que se enseñan cuatro veces durante el año escolar.
Las escuelas necesitan flexibilidad para ajustar y variar sus horarios, permitiendo así que estudiantes y educadores se puedan dedicar a experiencias de aprendizaje intensas y sostenidas. Libres de las cadenas de una jornada convencional con un horario segmentado, los estudiantes se pueden lanzar a debatir con más pasión, participar en experiencias de aprendizaje individuales y grupales, tomar parte en proyectos interdisciplinarios y beneficiarse de la experiencia de campo mientras aplican sus propias habilidades en la comunidad. En la escuela secundaria Crosstown High de Memphis, la jornada se organiza en franjas horarias más largas y más flexibles; esto facilita las experiencias extraescolares basadas en el lugar de celebración, por no mencionar los cursos interdisciplinarios, como humanidades/geografía humana o biología/geometría. Los estudiantes que viven más alejados del centro escolar también escogen “clases flex”, dándoles tiempo para explorar o cultivar intereses como la producción cinematográfica o el podcasting.
Las investigaciones sugieren que la hora de inicio de las escuelas —en algunas comunidades tan temprano como las 7 de la mañana— es contraproducente para los adolescentes, cuyo reloj natural no está preparado para comenzar tan temprano. “Los adolescentes están programados para dormirse más tarde”, dice la Dra. Judith Owens del Children’s National Medical Center. Como estos jóvenes necesitan dormir de ocho a nueve horas, despertarse para ir a la escuela a las 6:00 puede conducir a la privación del sueño, lo cual afecta a su rendimiento y aumenta el riesgo de absentismo escolar—incluso depresión.
Informe técnico
Este informe de la Academia Americana de Pediatría se titula ‘Falta de sueño en adolescentes y jóvenes adultos: actualizando causas y consecuencias’.
El sitio web de Abl Schools está repleto de ejemplos, ofrece una “librería de horarios” y presenta casi 220 maneras para que las escuelas innoven con el tiempo.
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Pasa un tiempo aprendiendo sobre las distintas estrategias y presta especial atención a las “ventajas” y “consideraciones” de cada una. ¿Qué aspectos, si los hubiera, te gustaría incorporar a tu escuela?
Comparte los resultados con tu equipo y debate sobre estas cuestiones: