Históricamente, nuestra sociedad ha optado por decirle a los adolescentes qué necesitan y hasta el último detalle de cómo conseguirlo. ¿Resultado? Altos niveles de desinterés y esfuerzo bajo mínimos.

Si queremos que se involucren seriamente en su propio aprendizaje y salgan preparados para la vida adulta, los jóvenes deben tener un papel activo en la co-creación de sus experiencias de aprendizaje.

Para ayudar a los jóvenes a sentirse genuinamente involucrados en su propio aprendizaje, así como en las decisiones diarias sobre su escuela, necesitamos hacernos ciertas preguntas difíciles. Estas preguntas tienen especial importancia si consideramos lo que sabemos del compromiso o falta de compromiso de los estudiantes durante los cierres de las escuelas por la COVID.

• ¿Cómo hace una escuela para que los estudiantes hagan propuestas honestas?
• ¿Cómo pueden sus aportaciones tener una influencia real sobre decisiones y resultados?
• ¿Cómo nos aseguramos de que cada estudiante desarrolle un fuerte sentido de pertenencia?
• ¿Cómo podemos reforzar la autoestima de los estudiantes para que se comuniquen y se hagan escuchar?
• ¿Cuándo es adecuado dejar que los estudiantes lideren?
• ¿Cómo pueden los adultos tener conversaciones honestas con los estudiantes sobre la preparación académica que necesitan para las oportunidades del futuro?

*Consejo: vuelve sobre La escalera de participación juvenil de Hart si quieres ideas sobre cómo involucrar a los estudiantes de manera genuina para procesar y responder a preguntas como estas.

Sobre todo, deberíamos evitar la trampa de hacer suposiciones sobre lo que sienten los estudiantes. De acuerdo con una encuesta nacional del Quaglia Institute for School Voice and Aspirations (Instituto Quaglia para la voz y aspiraciones de los estudiantes), “existe una alarmante brecha entre lo que creen maestros y estudiantes sobre la toma de decisiones en clase”. Mientras que el 97 por ciento de los maestros afirma animar a los estudiantes a tomar sus propias decisiones, solo el 60 por ciento de los estudiantes cree que es así. Más de ocho de cada diez maestros afirmaron que buscaban activamente la opinión e ideas de los estudiantes, pero menos de la mitad de los estudiantes dijeron que los maestros estaban dispuestos a aprender de ellos.