La escuela secundaria es una colaboración entre jóvenes y adultos. Todo el mundo debería tener voz y voto. Los estudiantes necesitan participar regularmente de conversaciones y decisiones clave sobre sus escuelas y su funcionamiento. Tienen un interés cierto en cada nivel de la toma de decisiones, desde la decoración de los corredores a las actividades sociales, de los proyectos de la escuela a sus políticas disciplinarias. Los estudiantes suelen tener ideas geniales y merecen ser escuchados. Es de especial importancia que comprendan las políticas de su escuela y que tengan voz en las decisiones que afectan a su futuro, como el acceso equitativo a cursos avanzados con créditos para la universidad.

Los educadores son responsables de ayudar a los estudiantes a desarrollar las habilidades necesarias para su independencia. Estas habilidades —como cualquier otra experiencia de aprendizaje— requieren un desarrollo gradual y deliberado, donde los estudiantes tengan funciones crecientemente vitales. Este proceso no solo mejora el diseño de la escuela, es esencial para convertirse en estudiantes vitalicios, independientes y autónomos.

La mayoría de los maestros cree que los estudiantes deberían tener un papel más protagonista en los procesos de toma de decisiones de la escuela. En una Encuesta de Gallup de 2018, solo uno de cada tres maestros en EE. UU. afirmó que los estudiantes tenían un papel moderado o demasiado preponderante. Mientras tanto, tres de cada cuatro maestros pensaban que los estudiantes deberían tener mucha más relevancia en la toma de decisiones de su escuela.

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