Las escuelas secundarias llevan años empleando métodos tradicionales, como las notas, los índices de graduación, asistencia a clase y resultados de exámenes estandarizados para definir la calidad y establecer objetivos que definan el éxito. Estos métodos son relevantes, pero ya no son suficientes para comprender si una escuela de verdad está preparando a sus estudiantes para el futuro y haciendo realidad su visión como centro educativo. Simplemente no nos cuentan toda la realidad.

¿Qué significará de verdad tener éxito para los graduados tras la escuela secundaria? ¿Y qué debería ser para ellos sacar buenas notas durante la escuela secundaria? Para estar preparados para el mundo del mañana, los estudiantes necesitan escuelas secundarias que combinen con cabeza y con equidad los métodos convencionales y otros como estos:

• Competencias de aprendizaje socioemocional 
• Matriculación y éxito en proyectos y cursos escolares para admisión y equivalencia universitarias 
• Demostración de amplias competencias interdisciplinarias, como la creatividad y la persistencia
• Participación en experiencias de aprendizaje significativas basadas en la comunidad, como pasantías profesionales o servicio comunitario
• Aspiraciones y mentalidad post enseñanza secundaria

Las mediciones más relevantes también pueden ayudar a las escuelas a enfrentarse a distintos patrones de inequidad que son intrínsecos en la mayoría de las escuelas secundarias de hoy. ¿Triunfan todos los estudiantes, o solo algunos, en aquellas métricas que de verdad importan? ¿Reciben todos los estudiantes, o solo algunos, la amplia gama de beneficios que una escuela les puede ofrecer? ¿Se sienten bienvenidos, tratados con respeto y motivados para dar lo mejor de sí todos los estudiantes y familias, o solo algunos? 

Todas las escuelas deberían organizarse en torno a conceptos básicos, como el aprendizaje y el desarrollo del estudiante en múltiples materias, incluyendo los Objetivos de aprendizaje de XQ. Pero lo que eliges medir, y cómo lo mides, dependerá en parte de las características de tu modelo. Analiza detalladamente los elementos de tu modelo —qué experiencias planeas ofrecer a cada estudiante, tus proyecciones en materia de matriculaciones y crecimiento, tus planes de contratación de personal y retención de maestros, y tus expectativas de cultura, enseñanza y aprendizaje, participación de estudiantes y familias y colaboraciones dentro de la comunidad— y piensa en cómo vas a transformarlos en metas y objetivos medibles.

Un ejemplo: escuelas secundarias personalizadas y basadas en la maestría, que dan voz y voto a los estudiantes en su aprendizaje y que les permiten progresar con programas y horarios flexibles. Lo cual no quiere decir que no establezcan expectativas claras y compartidas de éxito. La definición actualizada de educación basada en la competencia del Aurora Institute (antes el iNACOL) subraya que las “expectativas claras y rigurosas de aprendizaje (conocimiento, habilidades y disposiciones) son explícitas, transparentes, mensurables y transferibles.